SIMONA CHELI
Enmarco mi obra dentro de la tradición pictórica.
A través de una pintura de gesto y materia, de figuración que no ambicione a relatar de manera concluyente, me posiciono en el límite entre elementos antagónicos y busco un equilibrio que fluctúe entre orden y caos, entre mantener cierto grado de control al mismo tiempo en que asumo el azar y el accidente como componentes esenciales de una pintura que se investiga, antes que todo, a sí misma.
Adversa a los meros despliegues de atajos hacia un resultado certero, empiezo con una idea primigenia que, conforme la obra se hace, invariablemente experimenta una deriva hacia la incertidumbre de lo desconocido.
Mis espacios pictóricos son el resultado de una reedificación de referencias a las que anteriormente he sometido a una operación de digestión, de desnaturalización de la apariencia más visible a través de la reiteración gestual. Sin embargo no hay, en eso, intenciones violentas ni búsqueda de sensacionalismos. Por lo contrario, esa labor de escrutinio es una aproximación al sujeto que se insinúe bajo su piel, más allá del disfraz de su apariencia.
Es ahí, entre los entresijos de su naturaleza, donde subyace un halo de perturbadora inquietud.
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SOBRE LA SERIE UNIVERSE 26
La serie Universe 26 es una reflexión que hace referencia a un experimento sobre la superpoblación llevado a cabo entre los años 60 y 70 del siglo pasado por John B. Calhoun.
En ello, se estudió la reacción de un grupo de ratones, seres con costumbres y mecanismos sociales asimilables a las humanas, frente a la abundancia de medios básicos y escasez de espacio, observando cómo, en el medio del colapso social resultante, algunos de ellos eligieron aislarse de su entorno para dedicarse a tareas triviales tales como la obsesiva atención por su limpieza corporal sin mostrar aparente interés en lo exterior.
Calhoun denominó a ese grupo como «The Beautiful Ones», los bellos, autoindulgentes, individualistas y presumidos, y se refirió a la catástrofe social provocado por su experimento como “Spiritual Death” en contraposición a la muerte física.
De la misma forma, “The Beautiful Ones” humanos, enjaulados en territorios urbanos superpoblados aunque abundantes de medios básicos, se desdoblan de su realidad en un intento de desvincularse del apocalipsis en curso y, aparentemente bellos en su espacio e interés limitado, tratan de ocultar, a sí mismos antes que al resto, el horror de saberse, en el fondo, meros ratones de laboratorio abocados a la aniquilación.
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