Tras iniciar una andadura creativa en el camino del diseño de producto, finalmente he encontrado en la escultura la satisfacción del trabajo directo con la materia y su abandono de la función del objeto.

Me interesa la construcción de esculturas a partir de maderas desechadas encontradas en sacos de obra, reformas, demoliciones o en la calle los días de recogida por los servicios municipales de limpieza, todas ellas con una pátina de historias vividas entre las cuatro paredes del hogar que ellas también habitaban, otorgando a esas piezas una nueva oportunidad de ser y acabando la pieza con un trabajo de pintura que pretende “maquillar” esas vivencias.

Esas piezas son una metáfora de nuestro cuerpo y las marcas que vamos acumulando en él a lo largo de nuestra experiencia vital y nos “obligan” a esconder o incluso eliminar para ser aceptados por la masa social.

Un trabajo de pintura de colores industriales que añade a nivel formal un dinamismo en las piezas, que se expanden en el espacio y que enfatiza la idea de lo sintético de este proceso de enmascaramiento.

En mi linea de trabajo con hierro me interesa la relación entre la percepción de la piel del volumen y de su estructura. En este diálogo entre superficie y esqueleto se puede ver el conflicto de la eliminación de huellas de nuestra vida, pisadas de nuestro camino, en definitiva de nuestra historia, y como esa negación nos convierte en seres vacíos en nuestra nueva realidad.