NATXO BASSOLS

TIME UP. CUBA.

Sus calles y personajes. Nostalgia con sonrisas.

Esta exposición se enmarca dentro del proyecto fotográfico Time Up. Un trabajo que desde el 2011 conduce a Natxo Bassols a visitar diferentes países como Tokio, Marrakech, India, Etiopía y Myanmar en busca de un instante. Lugares lejanos en los que retrata a personajes anónimos saltando. En esta ocasión nos presenta a CUBA, sus calles y sus personajes.

Para Bassols “Cuba es el lugar perfecto, los decorados son ideales, la gente colabora. Salen artistas por todos lados. Vas por la calle, y simplemente paseando, te vas encontrando gente de todo tipo y a todos les gusta implicarse en todo lo que sea arte.” Por lo que, la visita a la exposición se convierte en un paseo, en el que todo se va apareciendo frente a ti, como si de un museo se tratase. No es necesario buscar, ni pedir; sin ningún tipo de espera, sus habitantes se te acercan y te invitan adentrarte en sus vidas, en su día a día, en su historia, y todo en la calle. Su gente, que ya olvidó lo que era la prisa, y con un tiempo libre inusual para nosotros, no duda en participar, en interactuar. Desean formar parte de algo, de un todo…son la esencia de la ciudad y las fotografías de Natxo Bassols nos muestran su realidad: juegan, cantan, hacen música y bailan. “En Cuba, la vida pasa en la calle”.

Entre las fotografías que conforman dicha exposición podemos observar los personajes suspendidos en el aire característicos de Time up, algunos aparecen retratados de forma individual, el trompetista o la gimnasta; en cambio, otros, forman parte de composiciones más complejas, pensadas, y creadas artificialmente, con infinitud de detalles, de historias y de diferentes tiempos en un solo flash, como, la escena de la peluquería.

La influencia americana se hace patente en los retratos de los ganaderos, habitantes de los pueblos del interior. Auténticos vaqueros con sus sombreros, y rostros arrugados. (Imágenes que no difieren mucho del recuerdo que todos tenemos de aquellas películas americanas de indios y vaqueros de nuestra niñez.) Nos resulta curioso pensar en ellas como una realidad más de Cuba, y totalmente diferente a la de las calles de su capital.

En otras ocasiones, los personajes desaparecen para dejar espacio al detalle. Imágenes que nos llaman la atención, lo curioso en lo simple. Notas con un punto de humor, como las paredes o puertas pintadas, donde la palabra escrita nos hace sonreír con un “cortico” o “se vende frío”; o señales giradas y sin sentido.

Otras imágenes son más poéticas, el humor desaparece a medida que nos invade cierta melancolía. Simples elementos del escenario, se convierten en pequeños tesoros impregnados de nostalgia, como la cabina de teléfono. Paisajes urbanos, donde aparece el deterioro con ese toque romántico. Reflejo de aquellas ilusiones perdidas. Un cúmulo de encuentros y desencuentros. La historia de una ciudad y sus gentes, contada a partir de detalles que con su simpleza transmiten mucho del país: el malecón, el coche, la alcantarilla… La decadencia en general, según Bassols: “Es como estar en un Beberly Hills derrumbado”.

Natxo Bassols nos presenta una Cuba que no sabemos si llegará a cambiar, pero que lleva muchos años congelada en el tiempo, y nos transmite su esencia. Una mezcla de nostalgia y sonrisas. La decadencia que les envuelve, la melancolía y tristeza de aquellos tiempos pasados; pero personas vivas, con ilusiones y esperanza. Bassols: “Lo divertido de la habana es la cantidad de cosas que te pasan por la calle. Sales a la calle y es que te están pasando cosas continuamente. Te sorprende, unas graciosas, simpáticas, otras más incomodas, pero nunca te dejan indiferente”.

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